Bello, mágico, único

Patmore

La selección natural

Descubrimos Patmore. Bosque mediterráneo. Pino, carrascas, arbustos aromáticos que saturan el aire. A través de los troncos empieza a verse el espacio abierto. Penetra el olor yodado del mar y la brisa suave de levante.

Un poco más adelante, de repente, se acaba el terreno bajo nuestros pies. Estamos al borde de un acantilado calizo casi blanco. Abajo, el mar se estrella contra las rocas. Al frente el infinito. El horizonte divide un azul intenso y uniforme de todos los matices imaginables de azules oscuros por debajo.

Hacia el norte, una sucesión de acantilados, calas y ensenadas que culminan abruptamente en la Punta de Moraira. Y en su cima una pequeña torre, una atalaya con más historia de la que recuerdan sus piedras.

Hacia el sur la increíble visión de una montaña gigantesca que se quiere separar de la tierra y hacerse a la mar. Es el Peñón de Ifach que como una antigua nao de tres palos, muestra una popa levantada y orgullosa y una proa valiente que rompe las olas. Un verdadero navío de piedra gobernado por gigantes.

Mediterráneo

Todas las gamas de azul

Azul cielo, Azul pálido, Azul horizonte, Azul colbalto, Azul marino, Azul verdoso, Gris azulado. Azul tinta   Azul turquesa   Aguamarina

Todas las fragancias del aire

Espliego, Arena, Adelfas, Palmeras, Sal, Resina, Yodo, Hojas de pino, Romero

Y solo dos sonidos...

el mar y la brisa

La vida empezó en el mar

Hemos encontrado un lugar que creíamos imposible. Un acantilado solitario coronado por un bosque intacto. Aguas transparentes bajo tus pies, sobre un fondo de rocas someras. Un paisaje bellísimo, que sorprende por lo abrupto y salvaje, que deja atrás la costa urbanizada que desde este lugar desaparece de la vista. Porque solo hay horizonte, un mundo inabarcable que, cuando lo contemplas, sientes que te pertenece. Un lugar único.

La Costa Blanca, un lugar único

Un clima agradable, un sol benigno, un mar apacible y una tierra singular. Las montañas cercanas a la costa se derraman sobre el Mediterráneo en formaciones caprichosas: el Peñón de Ifach, el Morro de Toix, el cabo La Nao, la Cova dels Arcs… y en playas acogedoras: Cala Moraig, Moraira, Calpe, Cala Granadella.

La evolución natural

Desde hace miles de años hombres y mujeres encontraron aquí su hogar. Griegos y romanos erigieron aquí sus villas agrícolas y sus ciudades. Todos los pueblos que han vivido aquí tienen una relación única entre la montaña y el mar. Porque estando tan cerca la una del otro, ambos son entornos pacíficos y acogedores. Cuando en el siglo XX se redescubrió la Costa Blanca, su maravillosa belleza la situó entre los enclaves más codiciados de todo el Mediterráneo.

Un lugar único en el mundo.